[vc_single_image alignment=»center» img_link_target=»_self» image=»18201″] Hoy, es difícil concebir un mundo en el que estemos desconectados de nuestro entorno, de las múltiples variables que intervienen en nuestros hábitos y comportamientos. Este modelo que es aplicable a la cotidianeidad de nuestras vidas, se ajusta también a las decisiones corporativas que están incorporando las empresas.
La idea de organizaciones sustentables, donde las compañías se inserten como parte del ecosistema es la mirada que han adoptado las organizaciones que funcionan con altos estándares ambientales, sociales, de transparencia y cuyas decisiones corporativas trascienden a lo estrictamente productivo, pues todo el proceso busca como bien final, el bienestar social.
Y si bien pareciera que sumarse a estos procesos es simple, lo cierto es que requieren de un trabajo permanente, con lineamientos claros que promuevan acciones tendientes a este objetivo. Ser “sustentable” es más que una declaración de buenas intenciones, apunta a cambiar paradigmas y modos de hacer, sobre todo en generaciones y empresas donde los procesos responden a modelos centrados, principalmente, en la productividad.
Experimentamos una apertura al desarrollo sostenible. Somos testigos de un recambio de profesionales en las líneas gerenciales para quienes temas como estos, son parte del quehacer, pues conciben a la compañía como un agente facilitador de la integración. Esta disposición a nuevas formas de “hacer”, sin duda propician cambios a nivel general y resultan incluso más simples de llevar a cabo. No obstante, para que estas modificaciones permanezcan en el tiempo, es fundamental que exista una política orientada a este fin y una adaptación de la cultura organizacional, a través de procedimientos destinados a promover la sustentabilidad en cada acción.
Esta nueva mirada debe ir de la mano de profesionales que procuren dar continuidad al crecimiento de la compañía, bajo un justo equilibrio entre los impactos económicos y productivos, sociales, y ambientales.
Un modelo como este nos abre un sinfín de oportunidades. No sólo desde la perspectiva comercial, sino también desde la equidad, con líneas de gestión que entreguen una propuesta de valor compartido. Esta es la nueva forma de hacer negocios en el mundo, una alternativa proactiva a economías sustentables.