Beatriz Seguel Franzani
Directora CPC Biobío
Presidenta del Comité de Género y Liderazgo
El progreso y los avances del liderazgo femenino en el mundo empresarial se nota, ¡y bastante! Por fin quedo atrás el prejuicio y Chile reconoce a las mujeres como impulsoras clave para el desarrollo y la eficiencia financiera; ya que más allá del cliché, la calidad y la factura del trabajo, nuestro liderazgo es altamente rentable.
Los datos no mienten. Según el último estudio de McKinsey en colaboración con LeanIn.Org «Women in the Workplace», las empresas que cuentan con una mayor diversidad de género en sus equipos directivos tienen un 21% más de probabilidades de superar la rentabilidad promedio en comparación con aquellas que tienen una baja diversidad de género.
Hoy, felizmente incluir mujeres “sólo” por un tema social o político (como fue en algún momento) es impensado, ya que está comprobado que las mujeres en roles de liderazgo generan un mejor rendimiento financiero, debido a la diversificación de perspectivas y enfoques en la toma de decisiones que conduce – lógicamente – a un mayor éxito empresarial.
Con lo anterior, no pretendo afirmar que las mujeres seamos superiores ni convertir esta discusión en una batalla de “hombres versus mujeres”, muy por el contrario. El complemento entre ambos géneros mejora significativamente la viabilidad financiera y la eficacia productiva de una empresa. Este enfoque, que hace 30 años habría sido irrisorio, demuestra cómo la diversidad de género enriquece y fortalece el entorno empresarial.
Sin embargo, Chile todavía está al debe. El promedio de mujeres en los directorios de las grandes compañías en los países de la OCDE es del 28%, ubicándonos dentro del cuartil más bajo, con un promedio de 15,2%.
Esta realidad se replica en el Biobío. Según la Radiografía de Indicadores de Género Biobío 2023 de la Cámara de la Producción y del Comercio, con la colaboración con la Facultad de Comunicaciones de la Universidad del Desarrollo, en nuestra región las mujeres ocupan solo un 24,2% de los puestos directivos y gerenciales, mientras que los hombres ocupan el 76,2%. En los roles de jefatura, las mujeres representan solo el 32%, frente al contundente 68% de los hombres.
En cuanto a la brecha salarial también aún nos falta. En Chile las mujeres ganan un promedio del 21,7% menos que los hombres, siendo esta diferencia del 18,8% en empleos formales y del 30,1% en empleos informales, según el informe «Zoom de Género» de OCEC y Fundación ChileMujeres. Según lo anterior, se estima que cerrar estas brechas de género podría aumentar el PIB nacional hasta en un 24%.
Acortar estas brechas es mucho más que una necesidad ética, sino que una oportunidad de oro para impulsar el crecimiento económico. La continua evolución y valorización del trabajo femenino exige un compromiso firme, transversal y constante hacia la igualdad de oportunidades.
En este 8M invitamos a las empresas, al Gobierno y a todos los actores involucrados a unirse a la revolución empresarial liderada por mujeres. Es hora de abrazar sin miedo el progreso con rostro femenino y ser parte de la evolución.