Ricardo Gouët Bañares
Presidente de la Cámara de la Producción y del Comercio Biobío
“Cuando José Arcadio Buendía se dio cuenta de que la peste había invadido el pueblo, reunió a los jefes de familia para explicarles lo que sabía de la enfermedad… y se acordaron medidas para impedir que el flagelo se propagara a otras poblaciones de la ciénaga…” Así relata García Márquez cómo el coronel Buendía abordó uno de los tantos avatares que asolaron a Macondo.
Y si bien es literatura, ancestralmente hemos enfrentado así las enfermedades. Aislándonos para evitar el contagio, que según explican psicólogos y antropólogos, es uno de los miedos atávicos del ser humano. Pese a ello, y a que nuestro país ha decretado cuarentenas sectorizadas y cordones sanitarios para frenarlo, son muchos quienes aún no toman consciencia de las consecuencias que el Covid – 19 traerá si no acatamos las disposiciones de la autoridad sanitaria. Prueba de ello, las salidas masivas para Semana Santa.
En la Región del Biobío, la curva de contagios ha tenido un crecimiento exponencial, superando los 550 casos, y es que la propagación del Coronavirus es tan rápida que Chile podría experimentar -y lamentar- las desgarradoras experiencias de Italia o Estados Unidos.
Pero cómo compatibilizamos este confinamiento con mantener las condiciones para funcionar. Durante las cuarentenas, se ha garantizado la continuidad de servicios vinculados al abastecimiento de la comunidad y al desplazamiento de quienes desempeñan tareas que se relacionan con el funcionamiento básico de una ciudad y por cierto, con la contención de la pandemia.
Frenar todo tiene un costo muy alto. Pequeñas, medianas y grandes empresas de nuestra zona ya venían debilitadas por los impactos del último trimestre de 2019. De hecho, a abril, se habían perdido alrededor de 55 mil empleos en la zona. Hoy no son pocas cuyo destino será el cierre o la quiebra y más allá de las deudas, quedan cientos de familias sin un sustento.
El FMI aseguró que la «recuperación parcial» de la economía global no se producirá hasta 2021, que países de todo el mundo han adoptado medidas fiscales por montos cercanos a los USD 8 billones y que ellos, el FMI, poseen una capacidad de préstamo de USD 1 billón para sus miembros.
El sector comercio es sin duda uno de los más golpeados, tanto así que la OMC prevé dos escenarios posibles. Desde una mirada optimista, supondría un descenso del 13% para este año, seguido de una recuperación del 21,3% en 2021. Mientras que, en un contexto pesimista, estima una caída del 32% y una recuperación no superior al 24% el próximo año.
Las empresas de nuestra región hacen un esfuerzo importante para mantener el pilar productivo y no despedir a sus colaboradores y recuperarse cuando todo pase. Lograrlo no será fácil, pero tampoco es imposible.
Columna publicada en Diario El Sur, el día 19 de abril de 2020.