Hay organismos empresariales que estiman que la semipresencialidad alcanza el 30% del total de actividades laborales administrativas de la zona, aunque hay otros que dicen que el porcentaje puede ser mayor. La transformación de oficinas y el uso de espacios cowork son parte de los efectos que se palpan en estos momentos.
Esta rutina la desarrolla hace más de dos años. Cuando inició la pandemia sus jefes decidieron dividir el grupo de trabajo en dos, con el objeto de mantener activas las operaciones en caso de que el covid-19 se esparciera en el personal. Si bien las condiciones de la emergencia han mejorado bastante de un tiempo a esta parte, la compañía en la que Ester participa mantiene todavía este formato semipresencial, que también se conoce como híbrido o mixto. Según comenta, es muy posible que dicha modalidad se mantenga en el corto plazo, pues aún no reciben noticias o instrucciones sobre un eventual retorno a la normalidad que había en los primeros meses de 2020.
Luego de los episodios críticos en materia sanitaria, en los que la presencialidad desapareció por completo para evitar la propagación del virus entre la población, las empresas y gremios de la zona observan hoy la consolidación de un formato de trabajo que bien podría aplicarse para siempre: la semipresencialidad, la misma que experimenta Ester. Eso sí, estas mismas entidades cuentan que la forma en que se ejecute puede variar, ya que eso es algo que depende de cada organismo.
Características del sistema mixto
«En general, se ha vuelto a la normalidad, pero hay un porcentaje del 25% ó 30% que tiene una modalidad mixta, sobre todo las empresas en donde los trabajadores tienen que compartir las oficinas. Esa es una forma de dar mayor seguridad a la gente, ya que la pandemia no ha terminado», plantea Humberto Miguel, presidente de la Asociación de Empresas (Asem) del Biobío, agrupación que reúne a unas 250 firmas de nivel medio.
Miguel detalla que las que más practican la semipresencialidad son las compañías de servicios que cuentan con mucho más personal administrativo, como las empresas de ingeniería, por ejemplo.
El presidente de la Asem Biobío agrega que, incluso, hay firmas que decidieron dejar atrás las oficinas a raíz del alto costo mensual que les significa el arriendo -que puede bordear el millón de pesos- para apuntar a los espacios cowork que están presentes en el centro de Concepción. «Se ha aumentado mucho la asistencia a estos cowork, lugar en el que se hacen las reuniones una vez a la semana y el resto en su casa», grafica.
Desde la Corporación Chilena de la Madera (Corma) Biobío y Ñuble explican que en el caso de su sector hay dos escenarios. Por un lado, está el área productiva que, en atención al tipo de actividades que realiza, obliga de alguna manera a los colaboradores a estar de cuerpo presente en las faenas. Por otro, en tanto, está el área administrativa o de gestión de las 80 empresas socias que componen el gremio a nivel local, en donde prácticamente la totalidad se desenvuelve por medio de un sistema híbrido.
«Muchas empresas siguen con esa modalidad. No hay luces de que hoy todos volvamos a la presencialidad total (…) Hay diferentes días que se distribuyen, es decir, algunas piden que se vaya a trabajar a la oficina tres días a la semana, y hay otras que piden solo dos en vista de la necesidad de llevar adelante reuniones de equipos y fortalecer el tema presencial mirándose la cara. El resto es con teletrabajo», explica el gerente regional de la asociación, Fernando Illanes.
Aunque no cuenta con cifras exactas, Illanes puntualiza que las compañías pequeñas, medianas y grandes de la Corma con las que se ha logrado conversar afirman que la semipresencialidad es un asunto «que llegó para quedarse».
Sin embargo, al leer o escuchar declaraciones de esta índole surgen de inmediato las siguientes preguntas: ¿por qué se ven grandes tacos vehiculares en las principales vías del Gran Concepción si los sistemas mixtos se implementan con fuerza en la Región? ¿Acaso toda la gente retomó en masa las labores presenciales? Para Fernando Illanes la modalidad mixta no necesariamente es sinónimo de mejores condiciones de tráfico, pues este último elemento, según dice, está sujeto a otro tipo de variables, como la excesiva compra de automóviles que se evidenció en medio de la emergencia y el hecho de que muchas personas todavía prefieren viajar solas y no compartir este medio de transporte con vecinos, amigos o compañeros de trabajo.
Situación futura de la semipresencialidad
¿Qué sucederá en los próximos meses y años respecto a este tema? Ronald Ruf, gerente general de la Cámara de la Producción y del Comercio (CPC) Biobío, cree que el sistema mixto es lo que primará en muchas empresas, tanto a nivel regional como nacional, y principalmente porque el trabajo híbrido permite la flexibilización laboral y la priorización del tiempo con la familia y los tiempos de traslado entre el hogar y la oficina.
«El 85% de los trabajadores de esta unidad gremial son mujeres, entonces también hemos flexibilizado nuestro quehacer. Esta oportunidad también se da para la empresa, a fin de mejorar su eficiencia. Cada vez que hay teletrabajo no hay desplazamiento, y esto aplica igual a la hora de hacer más eficientes los espacios físicos para utilizar nuevas alternativas, porque hay varios ejecutivos de terreno que convirtieron sus oficinas en espacios más comunes, lo que abre la posibilidad de tener un trabajo más colaborativo», cuenta Ruf.
Un punto clave en esta materia es la tecnología, según dice el ejecutivo. «La tecnología, la digitalización y el internet de las cosas llevará a que muchas compañías, en especial las más pequeñas, trabajen de forma definitiva bajo estos parámetros (…) Todo esto hace factible el trabajo colaborativo con cualquier parte del mundo», añade.
A partir de este mes, por ejemplo, la CPC Biobío comenzará a convocar sus directorios de manera híbrida, de tal manera que haya directores que puedan participar por videoconferencia sin necesidad de tener que trasladarse hasta un punto físico, «algo que era impensado antes de la pandemia».