Rodrigo Briceño Carrasco
Director
CPC Biobío
Hoy, al salir publicada esta columna de opinión el país estará atento a la cuenta anual del presidente Gabriel Boric. Al escribirla me sumo a la incertidumbre de muchos sobre el contenido que ella tendrá, y cómo impactará a nuestra industria en la región del Biobío. Será la oportunidad para escuchar cómo se abordará este segundo, y último tiempo, de gobierno. Un segundo tiempo que estará fuertemente influenciado por el panorama político de las elecciones de los años 2024 y 2025, lo que podría desviar la mirada en lo que a muchos nos preocupa en el día a día.
En el Biobío convivimos con un entorno complejo para el desarrollo de las industrias. La Forestal, con una fuerte disminución de la superficie plantada, ve con mucha preocupación su futuro, enfrentando el cierre de aserraderos, afectando principalmente a pequeños y medianos empresarios. La Pesquera, con la incertidumbre de los cambios normativos, ve una paralización de inversiones que le pueden hacer perder posicionamiento y oportunidades de crecimiento. La Metalmecánica con las ya consabidas crisis de Huachipato, Molycop y sus cadenas de valor. La Construcción, con poco acceso a financiamiento y restricciones regulatorias, enfrenta pérdidas de empleos que calculan superan los 20.000. Las industrias Química, de Energía y otras, entrampadas en lo que llamamos “permisología” que limitan su crecimiento. El Agro, con restricciones de acceso al crédito. Adicional a ello vemos como la infraestructura regional ha quedado rezagada, y miles de vecinos pasan horas en tacos desde y hacia sus trabajos, afectando también la logística de nuestras industrias. La seguridad es, por último, un flagelo que en la macrozona sur nos lleva años golpeando, con pérdidas humanas que no podemos normalizar.
Pero la región no se quiere quedar entrampada en los problemas y busca mecanismos para proponer y abordar estos desafíos. Desde los gremios empresariales unidos a los dirigentes de los trabajadores queremos, con verdadera convicción, continuar trabajando por el desarrollo de más y mejores empresas sostenibles. Y no lo hacemos porque estemos pensando que eso sólo genera “riqueza”, lo hacemos porque estamos convencidos que, si bien se generan más empleos, son empleos de calidad, que dignifican a las personas, que permiten que los habitantes puedan desarrollarse como personas y dar seguridad a sus familias dándoles la vivienda adecuada, la educación, la salud, y el ocio y entretención que necesitan para ser felices. Esa es la verdadera riqueza que buscamos. Un Biobío donde todos podamos crecer y proyectarnos, donde no tengamos que pensar en emigrar para ello.
Así, mientras escuchemos o analicemos el discurso presidencial, en nuestra región seguiremos todos trabajando con convicción pensando no en los próximos dos años, si no en la próxima generación que crecerá, se educará y trabajará acá. Y lo haremos junto a las autoridades que nos acompañen en este desafío.
